Pueden las Feministas Perrear?

Mercedes Balarezo F. y Shirlene Green Newball

I parte

Esta pregunta ha surgido en mi pensamiento una y otra vez. Vengo del Caribe donde crecí entre el ritmo del reggae, soca, patua, dance hall y otros géneros de música. Cuando estucho las letras de las canciones en estos géneros acompañado del ritmo contagioso es difícil no bailar, por lo tanto, yo decido ignorar las letras para mover mi cuerpo libremente al son de los tambores, percusiones y otros instrumentos.

Se alude que el perreo nació en 1990 y está vinculado fuertemente con el reguetón.  El movimiento de perrear es controversial en sociedades Latinoamericanos y del Caribe por que se imita el aparamiento de los perros lo cual está relacionado con la relación sexual. Me acuerdo de que el un boom del perreo causó revuelo en familias, iglesias, escuelas, grupo de feministas y otros. Sin embargo, esto no lo detuvo y hoy en día ha cruzado el Océano Atlántico, llegando a muchos rincones del globo.

Muchas de las letras de las canciones de perrear son misóginas y sexistas y por ende ha causado un fuerte cuestionamiento entre las feministas. Puede uno ser feminista y perrear? Esta pregunta fue la que les mande a tres de mis amigas feministas que viven en distintos países para que me argumentarán desde su perspectiva si se puede o no y por qué.

Acá les quiero compartirles lo que cada una de ellas escribió para el blog Women Wheel. La primera que comparte su experiencia es Mercedes Balarezo F., seguido por Jeanet Corrales y luego Osiris Canales R.

Las invito a que pongan el mejor perreo, suban el volumen y disfruten de la lectura del artículo.

Perreorama

Mercedes Balarezo F.

Googleé “perrear” y me dieron mucha risa los intentos de los “diccionarios urbanos”. Las descripciones de perrear hacen referencia a una forma de baile popular que supuestamente imita el acto sexual animal, en general, y el canino en particular. No es novedad que hay un alto componente sexual en el perreo y que muchos de sus movimientos generan incomodidad en la gente que lo observa. Pero, cuando yo hablo de perrear, me refiero a algo más amplio, me refiero a mi necesidad de bailar sin vergüenza y sin miedo expresando espontánea y libremente mi vitalidad, mi sensualidad y también mi sexualidad. Para mí, perrear es un acto liberador y empoderado cuando es colectivo y sororo. Me explico, para que un perreo sea un buen perreo, necesito a mis amigues cerca, una red de confianza que está bailando y gozando conmigo. Vivo el perreo, también, como un acto revolucionario, porque me permite explorar mi animalidad y los deseos de mi cuerpo, dejando de lado por un momento la predominancia de la razón en la dicotomía mente-cuerpo.

En mi opinión, a nadie más que a los involucrados les compete juzgar la distancia aceptable entre sus cuerpos. No acepto que alguien me dicte en qué posiciones es adecuado bailar o con que ritmo e intensidad es correcto que mueva mis caderas.  ¡Son ya demasiados siglos de control sobre el cuerpo y la sexualidad femenina! Nuestro trabajo reproductivo le ha pertenecido al estado y ha sido regulado por la iglesia, ahora, en mi sexualidad mando yo, y voy a ejercitar esa libertad constantemente con rebeldía y entusiasmo. Si expreso mi sexualidad no quiere decir que estoy haciendo un llamado de apareamiento, mi tribu de perreo lo sabe intuitivamente y el acuerdo tácito es el de cuidarnos entre nosotres de quien no entienda eso. Muy a menudo algunos hombres me han preguntado si estoy muy borracha cuando me han visto perrear. Me molesta y me da pena, porque hace visible que, en el imaginario masculino, una tiene que haber ingerido una considerable cantidad de alcohol para permitirse moverse sin pudor o vergüenza.

Real/E$tado Unido feat. Stéphanie Janaina/Soundrack de Emma

¿Para qué ha servido la lucha feminista si no es para devolverme el control de mi cuerpo y mi placer? Cuando perrero disfruto en igual medida del movimiento y el ejercicio de ese control. Para otros feminismos sus expresiones de placer, empoderamiento y sexualidad son otros, también los celebro y respeto.  Así como, entiendo y concuerdo con la fuerte crítica al reguetón en círculos feministas por hipersexualizar el cuerpo femenino, por ser objetivizante e incluso pornográfico.

Coincido con que mucho de lo que vemos en los medios con relación al reguetón es muy problemático. Pero hay una diferencia entre la industria del reguetón y la experiencia vivida de un perreo entre amigues. Como muchas de las cosas que rodean a la cultura latinoamericana, el perreo es una contradicción, una paradoja. Hay muchas canciones que me gusta bailar, que me levantan como resorte en una fiesta, pero que no soportarían el mínimo análisis feminista. Afortunadamente, encuentro hoy en día mucho más reguetón hecho por mujeres, con narrativas feministas y letras que me representan. Al reguetón le perdono no ser políticamente correcto, como le perdoné sus letras machistas y patriarcales, en su momento, a la salsa, al merengue, al pop, al rock, a la bachata, entre otros. ¿Se puede hacer del perreo un manifiesto feminista de celebración de nuestra cuerpa y su placer? Yo elijo creer que sí y quiero ejercitar ese sí en la pista de baile con mi cuerpa libre y segura junto a otras cuerpas que, como yo, están buscando respuestas en el disfrute del movimiento.


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One response to “Pueden las Feministas Perrear?”

  1. Pueden las feministas perrear? – Women Wheel Avatar

    […] Lea la primera parte acá. […]

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